Con el objeto de salvarnos de Una Verdad Absoluta fuimos lanzados, voluntaria o involuntariamente, a Una Verdad todavía más Absoluta. Esta verdad es la que dice que "Todo está sujeto a interpretaciones" y su fundamento lo hallamos en una interpretación política que reza que "La libertad se expresa cuando hay libertad para interpretar".
Umberto Eco dice: "Un narrador no debería facilitar la interpretación de su trabajo. De otra manera no debería escribir una novela, ya que ésta es una máquina de generar interpretaciones". Y, Friedrich Nietszche propone "No existen hechos, sólo interpretaciones".
Ahora bien, suicido mi comentario con una interpretación. Una misteriosa mezcla entre libertad de opinión y libre interpretación nos ha conducido a este estado de intolerancia y de confusión. Palabras vacías y sin argumentación se toman la palestra pública para juzgar y someter conductas e imaginarios colectivos.
Es hora de mirar hacia este lado: "La ley está sujeta a interpretaciones"; "Yo nunca dije éso, es su interpretación". Si cualquiera puede opinar, cualquiera tiene el poder sobre las voluntades y de esas palabras dependería las nuevas interpretaciones del mundo. Qué peligro tan grande, qué mundo tendríamos...